Tragedia en Cáceres: una lluvia torrencial en 1928

El pasado 9 de septiembre de 2020, Fernando Jiménez Berrocal, Cronista Oficial de la ciudad de Cáceres, relataba en un diario regional una crónica que sucedió en el año 1928, con el título TRAGEDIAS.

La hemeroteca nos lleva hasta el 26 de septiembre de 1928, cuando el diario Nuevo Día se hacía eco de la noticia, publicando en su primera página la tragedia que asoló varias calles de Cáceres la noche del 25 de septiembre. Traigo aquí el texto íntegro de aquel suceso de comienzos del siglo XX.

- - - - - - -

La tragedia de esta madrugada

Sobre Cáceres descarga una lluvia torrencial, que inunda la parte baja de la población.

El torrente se lleva a una familia de gitanos que acampaban en las afueras.

La madre con dos hijos mueren ahogados.

Lluvia torrencial.

Durante la madrugada pasada descargó sobre la población una lluvia torrencial que comenzó poco después de la una y ha terminado en las primeras horas de esta mañana.

El fuerte viento reinante y la violencia del agua eran extraordinarios, semejando una tromba que amenazaba inundarlo todo, convirtiendo a las calles en verdaderos ríos.

En la Plaza Mayor, el agua entraba en los soportales por frente al Círculo de Artesanos, corriendo hacia la calle General Ezponda con una altura de más de una cuarta.

La Plaza Mayor en 1926.


Las primeras inundaciones.

Los cabos de serenos, Marcelo Valiente y Francisco García Alcántara, tan pronto se lo permitió el ímpetu de la torrencial lluvia, se dedicaron a recorrer los sitios de la población donde en casos parecidos, suelen ocurrir inundaciones, adquiriendo noticias de que en varias casas de la capital, se necesitaban los auxilios de la Brigada obrera, para cooperar a los trabajos de desagüe.

Una noticia alarmante. Tres personas ahogadas.

Próximamente a las cinco, se presentaron en la Plaza Mayor los vecinos de la calle de Fuente Nueva, Félix Roda y un hijo suyo, requiriendo el auxilio de la pareja de Seguridad, integrada por los guardias números 11 y 13, Antonio Solana y Luis Agúndez, para socorrer a una familia de gitanos, acampada en las inmediaciones de "Los Pilares", que habían sido arrastrados por la corriente.

La mencionada pareja con Félix Roa y su hijo, que llevaban la camilla del municipio, se dirigieron rápidamente al lugar del suceso.

Mientras, los cabos de serenos se dedicaban a avisar a los bomberos y demás personal de la brigada obrera municipal.

Los guardias de seguridad que se dirigían hacia Los Pilares (1), contaron lo que sucedía al conductor del coche de correos, que entonces se retiraba a la cochera, poniendo el vehículo a disposición de las autoridades.

Puente de San Francisco en 1925.


En el lugar del suceso.

A medida que las personas citadas se acercaban a San Francisco por la calle Casas de Carrasco (2) pudieron apreciar cada vez más, la importancia de la avalancha de agua que había corrido por aquellos lugares, especialmente por el sitio Huerto del Poyo (3), siguiendo hasta el cruce con la carretera de la ronda que va desde San Francisco hasta el Carmen.

En uno de los lados de esta carretera está situada la cerca propiedad de Don Rafael Carrasco, en los terrenos llamados del Rodeo, limitada por la ronda y por el camino que conduce desde San Francisco hasta la fábrica de Mosaicos del señor Mariño.

Por fuera de la citada cerca y sobre la pared de la parte inferior, acampaba una familia de gitanos compuesta por Juan Santos Montaño (a) "Juanillón"; y su mujer, Fidela Silva y Silva, de 35 años de edad, y su hijos Emilio, de 13 años; Teresa, de 12, Ramón, de 9; Manuel, de 3 y José, de cinco meses de edad.

Entorno del Puente de San Francisco en 1931 - SIG de Cáceres


Se derrumba la pared y mueren la mujer y dos niños.

La mencionada cerca, que tiene en el lienzo de pared inferior un agujero de desagüe, tenía éste tapado con grandes piedras para evitar que salieran fuera varios cerdos pequeños.

Sin duda alguna, las aguas fueron arrastrando hasta dicho agujero pajas y tierra en abundancia, que lo taponaron por completo, quedando convertido desde entonces aquella parte del terreno, en un gran depósito de agua que se fue aumentando considerablemente a medida que caía la lluvia.

La presión de la gran cantidad de agua almacenada determinó el derrumbamiento de la pared sobre la que tenían su campamento los gitanos, siendo éstos arrastrados por el ímpetu arrollador de la avalancha de agua y piedras que se les vino encima.

El marido y tres de los pequeños comenzaron a pedir socorro con gritos de inmensa angustia, envueltos en un verdadero torrente.

Poco después fue cuando Félix Roa y su hijo se dieron cuenta de lo sucedido y avisaron a la pareja de guardias de Seguridad.

Cuando éstos llegaron al lugar del suceso, la mujer estaba tendida sobre la carretera, presentando señales de vida.

Sin pérdida de tiempo fue colocada en el automóvil del servicio de Correos (4), siendo trasladada a la Casa de Socorro donde el médico de guardia, don Eladio Álvarez, sólo pudo certificar su defunción.

La causa del fallecimiento ha sido asfixia por inmersión, dadas las señales que presentaba la infeliz mujer, la cual tenía el pelo suelto como de haber sido arrastrada por las aguas y toda la cabeza llena de tierra.

Poco a poco fueron llegando al lugar del suceso varios vecinos de las calles cercanas cooperando con las autoridades a los trabajos de buscar a otros dos niños que habían desaparecido.

Enseguida se personó en el lugar del suceso el juez de Instrucción, don Vicente Pérez Gómez, con el médico forense señor Madrigal; oficial habilitado señor Marchena y alguacil, comenzando la instrucción de las diligencias y ordenando los trabajos pertinentes para buscar a las criaturas desaparecidas.

Después de algunos trabajos, fue hallado el cadáver del niño Ramón de 9 años de edad, que había sido arrastrado por las aguas hasta una empalizada que existe en el regato que va por el Huerto del Poyo.

El señor juez, después de reconocido el cadáver por el señor Madrigal, ordenó su traslado al depósito judicial.

El otro niño desaparecido es el más pequeño de todos, de cinco meses de edad, llamado José, que no pudo ser encontrado en las primeras horas de la mañana.

El juez ordenó que una sección de obreros de la brigada municipal, provista de los elementos necesarios, reconociera todas las alcantarillas y traga-aguas hasta la Ribera.

También fueron conducidos a la Casa de Socorro los otros tres niños y el marido. Éste se encontraba ileso, pero en cambio el niño Manuel, de 3 años, tenía fiebre altísima y estaba casi desnudo, mostrando un estado de gran postración.

Cáceres en la década de 1920.

Cosas que no deben suceder.

En la Casa de Socorro, se les prestó a todos los auxilios que necesitaban, permaneciendo en dicho establecimiento dos horas aproximadamente.

El médico, don Eladio Álvarez, viendo el estado del enfermito, dijo al padre que fuera al Hospital provincial, donde aquella criatura encontraría una cama y alimento apropiado que no podía facilitársele en la Casa de Socorro.

El practicante de guardia en el Hospital provincial se negó a admitir al enfermo, teniendo que regresar el gitano con su hijo a la población hasta que por orden del juez ha sido admitido esta mañana.

Consignamos este hecho, que no debe suceder más, en casos como el que nos ocupa, por humanidad siquiera, y como suponemos que el Reglamento del Hospital provincial, no impedirá la entrada de enfermos que en casos urgentes necesiten a adecuada asistencia, llamamos a la Diputación Provincial por si así no fuera, ver el modo de corregir esta deficiencia.

Puente de San Francisco hacia 1930.


Otras inundaciones.

A las seis de la mañana la brigada de obreros del Municipio acudió a las casas números 2, 4, 6 y 8 de la calle del General Margallo, y 12 y 14 de la calle Sancti-Spíritu, donde la inundación ha adquirido proporciones alarmantes, alcanzando las aguas en las habitaciones de la planta baja alturas de dos metros.

Se hizo necesario utilizar una bomba y se ha trabajado incesantemente hasta después de las diez.

Afortunadamente en tales habitaciones solo se guardaban baúles y enseres que estaban nadando en el agua, no habiendo ocurrido por tanto desgracias personales.

También en las calles Casas de Carrasco, Canalejas (5) y otras, han ocurrido inundaciones de menor importancia.

En el gobierno civil.

Después de nuestras informaciones en los lugares más apropiados nos trasladamos al Gobierno civil con objeto de ampliarlas, recogiendo el gobernador señor García Crespo las frases de mayor elogio para las fuerzas de Seguridad que tan solícitamente se prestaron en el primer momento a prestar auxilio a la familia de gitanos víctima de la inundación.

En cambio nuestra primera autoridad civil de la provincia tiene noticias de que no se comportaron de la misma forma, acudiendo al lugar del suceso, los serenos del Municipio que prestaban servicio en la Plaza Mayor, Marcelo Valiente y Fermín Pérez, y los que se hallaban a esa hora refugiados en el portal de la oficina de Telégrafos, Benito Chamorro, Florentino García y Modesto Jiménez.

Bueno es que se haga pública la conducta de unos y otros.

Entorno de la Plaza Mayor en 1931 - SIG de Cáceres


En la subida de la Montaña.

En la casa número 4 de la subida de la Montaña, vive sola Calixta Sanguino Montero, de 26 años, quien a causa de encontrarse abiertos los cimientos de un solar inmediato y de reventarse un pozo próximo, se le inundaron las habitaciones, inutilizándosele su modesto ajuar.

- - - - - - - - - - - 

Aclaraciones:

(1) Los Pilares era el lugar por el que se conocía las inmediaciones del Puente de San Francisco, encontrándose allí pilares o abrevaderos para el ganado.

(2) Casas de Carrasco: antiguo nombre de la Calle Camino Llano.

(3) Huerto del Pollo: actual Calle Amor de Dios.

(4) El servicio de Correos se encontraba en la Plaza de la Concepción.

(5) La calle Canalejas es la actual calle Barrio Nuevo.

-----