Bando de la celebración del Homenaje a la Vejez en Cáceres

AL PUEBLO DE CÁCERES

En cumplimiento de acuerdo adoptado por el Excmo. Ayuntamiento que tengo el honor de presidir, se celebrará mañana en nuestra Ciudad un Homenaje a la Vejez, de carácter regional.

Un grupo de ancianos, de diversos pueblos de Extremadura, recibirán en el Gran Teatro, con su libreta de pensión vitalicia del Instituto Nacional de Previsión, el homenaje de la inocencia infantil, de la belleza, del talento y del amor.

Flores, elocuencia, poesía, aplausos salidos de corazón....., todo eso se ofrendará a los ancianos que son símbolo de la vieja reza extremeña, la de los hombres honrados y trabajadores y de las mujeres honestas y laboriosas; y que pertenecen a la generación de nuestros abuelos y de nuestros padres a quienes debemos lo que somos.

Esos ancianos son hombres y mujeres representativos de una falange de inválidos del trabajo en que agotaron sus fuerzas y que llegan a los últimos años de su vivir sin pan y sin alegría. 

Son la ancianidad desvalida, ante cuyo dolor los hombres de corazón se descubren con respeto y los pueblos de sentimientos cristianos, justos y humanitarios se rinden contritos del pecado de abandono de los viejos para lazarse jubiloso al ver a unos cuantos redimidos de la miseria y hacer firme propósito de evitar que los hombres que con su trabajo fueron útiles a su Patria corran en el declinar de su existencia la suerte ciega y desventurada que es fruto de la imprevisión de los individuos y de la sociedad misma.

Cáceres, el hidalgo del pueblo de Cáceres, sentirá la intensa emoción de la tragedia que encierran esas vidas y dejará correr su entusiasmo al ver desfilar por las calles a unos cuantos viejos rescatados para siempre del cautiverio, en que gemían, de todas las privaciones que hacían más tristes y amargos los achaques de la vejez.

Con solo dejarse llevar de los impulsos de su alma noble, el pueblo de Cáceres dará fe de sus sentimientos generosos ante los ancianos; mas para que la manifestación popular, sin perder nada de su sinceridad, resulte más ordenada y solemne, he de dirigir al vecindario los siguientes ruegos:

Primero. Que los vecinos de las calles Canalejas, Concepción, General Ezponda, Plaza, Alfonso XIII, San Juan, San Pedro y San Antón, por que ha de pasar la comitiva de ancianos, desde la Avenida de Ramón y Cajal hasta el Gran Teatro, tengan puestas colgaduras en los balcones y ventanas de sus casas desde las diez de la mañana hasta las cuatro de la tarde.

Segundo. Que los dueños o jefes de obras, talleres, oficinas, etc., suspendan las jornada de la mañana a las once para que sus obreros y empleados puedan asistir a los actos de homenaje a la ancianidad, aunque sea recuperando en la jornada de la tarde del mismo día o en días sucesivos las horas durante las que se interrumpa el trabajo el día de mañana.

Tercero. Que se reserve a los niños de las escuelas la acera del Portal Llano, desde la esquina de la Calle General Ezponda hasta la casa número 19, y a las niñas la parte del Paseo de la Plaza que da frente a dicho Portal, para que con toda comodidad puedan presenciar el paso de los viejos, y rendirles su infantil agasajo, esos niños y niñas que representan a todos los demás de la provincia que, con ellos, reunieron lo necesario para asegurar las pensiones que en adelante gozarán diez de los ancianos que van a recibir el homenaje, circunstancia que avalora, considerablemente en esta ocasión, los títulos que siempre tienen los niños para ser respetados y cariñosamente atendidos

Cuarto. Que antes y después del acto, no solo a los ancianos del homenaje sino a cuantos transiten por las calles de Cáceres, y de modo particular a los forasteros, se les haga objeto de especiales atenciones en dicho día, extremando las delicadezas con que siempre son tratados los viejos en nuestra Ciudad.

Con la observancia de estos ruegos, y las espontáneas manifestaciones de respeto y cariño que a todos arrancará la presencia de los ancianos, la fiesta, en plena vía pública y a la hora de más luz y más alegría, tendrá toda la severa grandeza que corresponde a la ancianidad y es propia de los pueblos buenos y de las ciudades que, como Cáceres, ostentan, con justicia, el honroso título de «muy noble».

Cáceres, 26 de Mayo de 1926.

El Alcalde,
Arturo Aranguren.